El término “duelo” incluye todas aquellas reacciones emocionales que experimenta una persona ante la pérdida de un ser querido.
La pérdida de un ser querido es psicológicamente tan traumática como herirse o quemarse gravemente en el plano fisiológico.
Así, igual que es necesario curarse en la esfera fisiológica, se necesita un periodo de tiempo para que la persona en duelo vuelva a un estado de equilibrio.
Por esta razón, se ve el duelo como un proceso de curación que implica cuatro tareas básicas que la persona debe completar para poder resolverlo adecuadamente.
TAREA 1: Aceptar la realidad de la pérdida: Cuando alguien muere, incluso si la muerte es esperada, siempre hay cierta sensación de que no es verdad. Así, la primera tarea del duelo consiste en afrontar la realidad de que la persona está muerta y no volverá.
TAREA 2: Trabajar las emociones y el dolor de la pérdida: Se habla de dolor porque incluye el dolor físico que mucha gente experimenta, así como dolor emocional y conductual. Aquí es necesario reconocer y trabajar ese dolor ya que sino se puede manifestar en otros síntomas u otras formas de conducta disfuncionales.
TAREA 3: Adaptarse a un medio en el que el fallecido está ausente: Esto depende mucho de la relación que se tenía con el fallecido. El superviviente no es consciente de todos los roles que desempeñaba el fallecido hasta un tiempo después de la pérdida, por eso este “darse cuenta” muchas veces comienza alrededor de los tres meses después de la pérdida.
TAREA 4: Recolocar emocionalmente al fallecido y seguir viviendo: Aquí la tarea no sería renunciar a la persona fallecida, sino encontrar un lugar adecuado para él en su vida emocional.